Monday, November 5, 2012

Una rodada muy chida


Una rodada muy chida. Esta vez también deberé las fotos. Era algo tempra cuando salí de casa y me costó trabajo, era una mañana de esas que invitan a quedarse acostado un rato más, clareando ya, pero la ciudad cubierta por una espera capa de nubes que me exhortaba a volver a las calientitas sabanas. Así pues, me levanté sigilosamente, para que ni yo mismo me diera cuenta, monté tan de prisa mi bicicleta, que olvidé tomar la cámara fotográfica. Ya cuando me di cuenta iba unas cuadras rumbo al bosque, ni pensar en regresar, porque si no, ya no podría salir. Así que bueno, aquí estoy, con las únicas ilustraciones que mis palabras puedan proveer.
Ya comentaba que el día era ideal para salir a rodar, ojalá sea un anticipo de un fresco invierno en estas latitudes, “chilly” dirían los gringos, con una ligera llovizna que aumentaba la sensación de frío pero que no evitaba que rodar fuera gozar en esta mañana otoñal.
Luego de cuarenta y cinco minutos llegué a la puerta del bosque, donde varias decenas de colegas ya se alistaban para ir tras sus retos del día.  Algunos conocidos, otros de plano, nuevos rostros, pero ya como otras veces, con el ver como iban algunos llegando en su bici, algunos desmontándolas de sus racks del carro o simplemente sacándolas y empezando a armar sus monturas, uno empieza a sentir como la emoción va creciendo, los saludos y las arengas para arrancar nos van acelerando el pulso y apremiando a tomar ruta.
Yo localicé al Mannix, que guiaría la ruta designada para este domingo: Mosca, Toboganes, Brujitas y Torre 3 para regresar por hermosísima. Aunque yo no tomara toda la ruta, mi plan era al menos rodar hasta Brujitas. Pero se conjuntaron las circunstancias ya que no llegaban más convocados. En eso se acercaron otros dos conocidos nuestros, el Martinem y el PepePollo, con quienes ya había coincido en otras rutas de los Tequilas (Tequila Bike), y entonces  armamos nuestro grupo y nos lanzamos en cuarteto tras una “ruta a la medida”, como dijo el Mannix.
Como les decía, no hay como rodar en un clima que se nos regalo este día. Un tímido sol que cedió su protagonismo a una cubierta nubosa y a un fresco viento que nos estuvo acompañando durante toda la jornada dominical. Empezamos rodando la clásica Mosca, con su contraparte “el Garrison”, íbamos los cuatro  pero formando un grupo de grupos que concordamos en rodar la misma ruta a esa hora, calculo yo que entre 20 y 30 ciclistas íbamos rodando, en un tramo de un kilómetro.
Terminamos “el Garrison”, y nos enfilamos a “Toboganes”, aun íbamos rodando los cuatro, aunque Mannix tomó una variante de los Toboganes y nos rencontramos al final, en el “valle alargado”. Una muestra más de lo genial que es rodar en la montaña, vamos juntos, pero no revueltos, un camino es simplemente una forma de ver la ruta que cada uno va rodando. Cada quien es dueño de su camino, tenemos la referencia pero cada uno la sazona a su gusto, el esfuerzo es un común denominador, la intensidad cada uno la regula.
Terminamos Toboganes como cuarteto, y continuamos la ruta en duetos, Martinem y el PepePollo retornaron desde ese punto y Mannix y yo enfilamos a Brujitas. Una de las rutas mas hermosas que conozco en el bosque…. Je je, ¿creo que esto ya lo he dicho muchas veces no? en fin, es una bella ruta en lo más profundo de este bosque nuestro. Varios factores contribuyen a esto, pienso yo;  esta lejos de las rutas “publicas”, por lo mismo es poco conocida. Por la misma distancia, ya llegar aquí tiene su cuota de sudor, varios “columpios” filtran un poco más a los aventados. Mas ya estando ahí, en las veredas de Brujitas, la retribución es justa, silencio forestal, frescura en esta mañana gris que se llenaba de luz y paz mientras vamos rodando raudos, a ritmo, simplemente haciendo crujir alguna ramilla caída en el sendero o el zumbido de nuestras ruedas al pasar sobre la alfombra de hojas humedecidas por la lluvia nocturna. Luego de eso, nuestro paso solo se evidenciaba por el rumor dejado por nuestra invisible estela de viento que volvía a asentarse sobre troncos y animalillos escondidos en los arbustos y algunas ramas altas de los arboles. Ya se sentía que íbamos bajando cuando el corcel del Mannix trastabilló y ambos fueron a dar al piso, pero sin consecuencias. Eso permitió, que aminoráramos el paso y unos metros más adelante tomáramos la vereda escondida que nos sacaba de la ruta conocida de Brujitas y siguiéramos bajando por esta otra vereda… justicia sea dicha, mucha mejor que la ya conocida para efectos de seguir bajando sin necesidad de hacer pie a tierra. Y a la vez ir disfrutando de parajes y nuevos hermosos rincones de nuestro bosque.
Terminamos Brujitas y llegamos a “la puerta verde”. Punto que aprovechamos para tomar un refrigerio y un merecido descanso para hacer fuerza y luego de unos minutos emprender el regreso por todo el camino ancho (que luego se convertirá en Av. Mariano Otero)… no tomamos veredas o senderos por el tiempo que se avecinaba sobre mi (una visita en casa es buena razón para regresar a tiempo). Pero lo que pudiera ser un tedioso regreso se convirtió en una sabrosa platica sobre nuestras “rilas”.  Excelente ruta Mannix, que grata compañía Martinem, Pepepollo, tantas veces compartiendo las veredas y uno no termina de conocer y reconocer a los amigos. Ni siquiera, terminamos de conocer el bosque, siempre hay una nueva faceta de estos rincones, que simplemente piden dejarlos seguir brindando lo que con tanto gusto ofrecen, vida, tranquilidad, gusto y satisfacción de poder vivir!
A rodar!

1 comment:

  1. mi estimado Ro, sin duda fue todo un placer rodar contingo, el mannix y pepepollo, la verdad es que a veces las mejores rodadas son las que simplemente salen sin gran planeacion, sino las que se van improvisando sobre la marcha , la pase muy bien, me diverti mucho y fue muy agradable rodar con amigos que tambien disfutan de lo mismo. HASTA LA PROXIMA.!

    SALUDOS MARTINEM

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