Friday, June 29, 2012

Bugambilias... siempre cobra y paga

Una ruta conocida mas que nada por quienes habitamos al sur de la ciudad... una ruta que puede parecer "corta", son sólo 6 kms... pero aaah! que kilómetros.... que promedian un 12% de elevación segun "Google Earth", se traducen en cerca de 40 minutos de esfuerzo, de no pocos mililitros de sudor, y un sabor exquisito del reto superado, de poder decir: "Una vez más, trepé Bugambilias!"


Aquí una foto-tributo a mi leal y espero que siempre bien ponderada alumínica, más conocida como "su majestá":

Y ya, habiendo alcanzado la cima, viene la no fácil bajada... hay de poner mucha atención y no dejarse llevar por la emoción, para no terminar a la vera del camino o abrazando algun árbol de manera intempestiva... En la toma, el no muy anónimo fotografo haciendo gala de balance a la velocidad que me regalaba la gravedad:


Y una de las tantas tomas de regalo que nos provee la ruta "Bugambilias" por la mañana, cuando todos corren ya para las chambas, a las escuelas... no esta de mas darnos un tiempo y ser nosotros quienes marcan la jornada y no nuestras "ocupaciones"....

Wednesday, June 20, 2012

Revista Ciudad en Bici

Hola,
Porque rodar en bici se enmarca en la inclusión... bicis son las que ruedan en la montaña, en el rancho, en la ciudad...
La bicicleta es un estilo de vida, más que solo un vehículo...
:o)


click a la Revista



Thursday, June 14, 2012

De rodadas y politica


Hola,
En esta maraña política actual, en la que algunos ya estamos hartos de dichos y decires, algunos ya estamos ansiosos porque llegue el día de la decisión para dejar de oír a unos y otros lanzándose lodo, por no decir, escupiéndose esa materia orgánica que esta al final de la ciclo del drenaje. Señores, señora, súbanse a la bicicleta, y si no tienen condición física (que seria muy recomendable para aguantar el estrés) para venir a la montaña, a los valles azules del agave, a las exuberantes selvas de nuestras costas a las mesetas arenosas y extremosas de los altos, salgan siquiera a las calles de nuestra ciudad y saborear el triunfo de moverse por sus propia fuerza, sin depender de que alguien pedalee por uno, quizás rodando grupo, pero de igual manera, nadie te va a pedalear tu bicicleta por ti mismo. Y antes de pensar en llegar antes o no, descubrir que la bicicleta, como la vida, no se trata de llegar antes o después de alguien, sino de hacer lo mejor que tu mismo puedes dar. Y por otro lado sentir la libertad de elegir uno mismo su propio camino, y descubrir que en si, lo más importante no es llegar, sino aprender a saborear el trayecto para llegar a la meta, que no es el final, sino simplemente el inicio de un nuevo reto. Ahí arriba de la bicicleta uno se puede conocer mas a uno mismo y por ende, conocer a los demás… no para tratar de lograr sacarles algo, sino junto con ellos, lograr una misma meta, que haga de todos, alguien mejor.
Hoy lo logre de nuevo, je je. Domingo a las 7 de la mañana logré despegarme de las sábanas y me vi rodando por las calles del sur de la ciudad rumbo al bosque de la Primavera, que por cierto, ya viene recuperándose después de la indolencia del gobierno que no fue capaz de apoyar a los brigadistas y a los encargados de su cuidado en el pasado gran incendio provocado, este apoyo vino de la ciudadanía, que no dudo en organizarse, recolectar víveres, pasar la voz y hacerlos llegar a los que estaban en la línea frontal, tratando de detener el avance del fuego, aun cuando este era avivado en momentos por traidores que indolentemente pretendían que el incendio continuara quien sabe bajo que motivos sin escrúpulos.
En esta ocasión disfrute, en general, de una apacible rodada. No hubo fotos esta vez, solo aquellas que se convierten en recuerdos aquí adentro de mi memoria, momentos congelados en quien sabe que parte de mi cerebro o mi cuerpo en general, imágenes mágicas que en ocasiones están detenidas, como esa liebre que se atravesó a mi paso. O ese instante en que con el apoyo involuntario de un desconocido al cual “le mordí llanta”, rompí mi record de subida al 8 ½ , ahora 14 minutos con 40 segundos. O esos momentos en que coincidí con otros tres ciclistas en un trecho de la ruta que sale de la Mosca y llega al Ángel, en donde yo los deje para enfilarme por esa subidilla que me depositaria al final del Espinazo, para entonces tomar el camino de regreso a casa. Así fue, sin fotos, pero igual puedo en esta ocasión compartir con ustedes el trazo de la ruta.

Si quieres el archivo para abrirlo desde Google Earth avisame y te lo mando por email

Sunday, June 3, 2012

Bicicleteando a la oficina


La bicicleta, como forma de ver la vida, una herramienta tan práctica, tan sencilla. Cuando dicen, “es un estilo de vida”… suena tan trivial, que no nos damos cuenta de la trascendencia de lo que decimos. De las implicaciones que tendría hacernos conscientes de esas cinco palabras juntas. Y es que en sí mismo, es también el peso de esa frase que no debería de requerir ensayos ni explicaciones mayores. 

La bicicleta es un camino para regresarnos a una visión más humana de nosotros mismos, una manera para acercarnos a lo que realmente nos llevó a hacernos humanos, hombres y mujeres que se saben parte de un todo más grande que ellos mismos y del cual forman parte, no son más ni menos que el bosque, que el mar, que el desierto sino que son parte de ellos. No están por encima del cervato, el cerdo o la gallina, ni por debajo de la gran Orca o el Tigre sino que junto a ellos, forman parte de un mundo maravilloso, un entorno que, en su propio equilibrio, es un milagro en la inmensidad del universo.

Y estos pensamientos me brotan o me llegan al estar rodando, una mañana como otras, en las que tomando mi bicicleta enfilo rumbo a una jornada más de trabajo. Rodando por las calles, escuchando trinar de los pájaros, si, los trinos aun por encima de los “run-run” del deshumanizante automóvil… Con todo y eso, sigo rodando hacia mi oficina, por el paso peatonal sobre la gran congestión vehicular del Periférico. Pero mi bicicleta no me hace estar por encima de los autos, ni del tráfico, no estoy por debajo de la motocicleta que pasa en sentido contrario o del compa que, desesperado, le toca el claxon hasta a la mosca que osa detenerse unos segundo en su parabrisas. 

Mi bicicleta y yo somos parte de este caos actual, pero somos el llamado de nuestra propia naturaleza para regresar a lo sencillo, a lo humano, a aprovechar nuestra propia capacidad de movernos a un ritmo que no sea artificial y que a la larga nos hará disfrutar al máximo el vivir aquí y ahora…




Saludos!

Ro