Sunday, October 30, 2011

Ahora tu ponle palabras.... (in your own words)

Hola,
En esta ocasión quiero pedirles un par de minutos de su tiempo, simplemente, sean ustedes quienes le pongan palabras a las siguientes imágenes...
I want that you comment in your own word what words born from these pictures...
Y que tal esta:
Y finalizando....


Y un favor, suscríbanse como "seguidores", quiero ver si sube el rating...
And please, subscribe to this blog as followers, I want to know if the rating rises...


Ro

Wednesday, October 26, 2011

Guadalajara mágica...

Si, Guadalajara no se fue. Mi ciudad esta ahí, escondida debajo de una cobija de nubes que un viernes decidió darle a mis coterráneos un rato mas de penumbra y una escusa para disfrutar de un acurrucado amanecer.
Bueno, aunque yo fui uno de los que no se espero a que la cobija se desvanecería, y sin saberlo saque mi rila en un día que parecía nublado simplemente. Rodé a gusto e iniciando la trepada a Bugambilias me vi envuelto en lo que parecía neblina y no era mas que el banco de nubes que perezosamente se había estacionado sobre la mancha urbana. 
Alcanzando la mitad de la trepada me encontré por arriba de las nubes, con un cielo azul como en sus mejores días, el sol resplandeciendo en su esplendor y ahí  donde debería verse la nata común de un amanecer de viernes, la delicia de un manto de nubes que parecía acariciar a la tierra, como consolándola y dándole ánimo para volver a vivir un día más.






Así rodé ese día, con el regalo que te da rodar, descubriendo que el camino habitual siempre tiene algo nuevo que darte, se convierte en una vereda nueva, un reto diferente, una oportunidad de encontrarse con algo que ahí ha estado siempre, simplemente esperando a que lo puedas disfrutar.




Ro

Monday, October 17, 2011

Domingo de Vallartazo

Domingo, 9 de octubre 2011.


Segunda etapa de nuestra aventura llamada “Vallartazo”. Empezando temprano, antes de las 6am, luego de un reparador sueño y contra todos los pronósticos empezó a escucharse el movimiento de las bicicletas siendo ajustadas, cierres de jerseys cerrándose, clips de los zapatos sobre el piso.
Todo en punto para vernos en la plaza a las 6:30am y recoger cada cual su lonche para media mañana. Y ya a las 7:15am todos prestos para iniciar la jornada de rodada de ese día. Poco antes de que el sol se levantara por el oriente, el pelotón ya iba rumbo al pueblo carretero de la Estancia donde hicimos el agrupamiento, para ahora sí, enfilarnos a la sierra que sería el último obstáculo para arribar a la costa de Bahía de Banderas, en donde Vallarta nos esperaba.
Aquí cada uno de los ciclistas iniciaba a tomar su propio ritmo, los punteros se iban perdiendo en las primeras trepadas mientras yo me fui quedando atrás para ejercer como “Barredora” junto con el Káiser. Es la primera vez que lo hago, y puede que sea la última, je je. No seré puntero, pero me gusta seguir mi propio ritmo, a veces pasando a otros, luego viendo a otros que me pasan. Pero en fin, en esta ocasión, el ir en la retaguardia me hizo ver la rodada desde otro punto de vista, quizás un tanto más en calma, aunque con esa leve tensión de querer ir un poco más adelante, aunque al final sabiendo que la playa no se iba mover, y que aun con el nublado en el cielo, tenía la convicción de poder disfrutar del sol al llegar a la costa.
Un par de trepadas, unos tantos columpios, cruzando un arroyo unas 20 veces, internándonos cada vez más en el bosque húmedo y dejando atrás el bosque de altura, sintiendo la humedad y viendo como la vegetación se tornaba más cerrada, fue mágico. El incesante ruido de pájaros invisibles y el chirriar de las chicharras, que a veces se hacía ensordecedor le fue agregando a nuestra rodada los elementos que hacen de una experiencia algo inolvidable. 
Nos encontramos con varios del grupo en un pequeño valle escondido, en donde algún visionario construyó unas cabañas de descanso. Y en este día, la neblina y la penumbra de las nubes les daban un toque como de cuento de hadas, del que fui arrebatado por el ataque furibundo de mosquitos que atacaban a razón de unos 10 piquetes por minutos, hasta que el Pepe hizo a bien regalarme algo de repelente. Ya protegido, reiniciamos el avance, nuevamente hacia arriba. Superando otras trepadas y sus consecuentes bajadas, para volver a cruzar arroyos y pequeños riachuelos que nos refrescaban el paso. 


Un poco más adelante, afrontamos la trepada final, serían unos 5 kms., que parecían veinte. Pero tomando el paso todo es llevadero. Y pedaleo a pedaleo fuimos llegando a la cima que nos mostraba ya el prometido mar, cúlmen de nuestra travesía. Llegando a la cima no quiso decir que ya todo fuera de bajada, simplemente hubo menos trepadas, y fue al bajar que descubrí que mis frenos estaban en un punto agónico, tuve que aplicar la técnica del frenado permanente, fijando mis frenos en un punto en el que mi llanta trasera quedaba frenada permanentemente para poder bajar de una manera más segura, aunque esto significo que habría que cambiar zapatas no bien hubiéramos regresado a la ciudad.
En fin, resueltos los detalles mecánicos no quedo más que disfrutar la bajada a nivel de mar. Dejamos atrás el bosque húmedo para adentrarnos en la selva costera, dejando los pinos y rodando a la sombra de los hules, los cauchos y otros árboles de hoja ancha. La humedad nos cubría y la exuberancia de flores y mariposas nos rodeaba mientras íbamos deslizándonos sierra abajo por caminos de tierra y piedra, y cruzando uno que otro arroyuelo más en camino hacia el Colorado, en donde nos esperaba el camión que finalmente nos llevaría al restaurante a pie de playa que ya nos esperaba para recompensar nuestro logro.
La batería de mi cámara se terminó al estar en la cima, por lo que ya no me fue posible seguir documentando gráficamente la rodada, quizás fue bueno, ya que así me concentre en la bajada, que en un par de ocasiones mereció el 110% de mi atención, al encontrarme con una curva cerrada combinada con terreno de piedra suelta que exigió el máximo de atención para mantener el equilibrio y poder seguir en el camino.
Aquí abajo aparecen casi todos los guerreros de la brecha, de ese domingo rumbo a la costa a través de la sierra, bien hecho amigos!... hasta la próxima!



Thursday, October 13, 2011

Camino a Vallarta

Sábado, me uní a otros cinco, dispuestos a asumir el reto de llegar por el camino largo iniciando en el pueblo de Mascota, una de las puertas a la sierra del extremo occidental de mi estado. 
En esta ruta se demostró con creces lo que dicen de que "si las cosas que valen la pena se hicieran fácilmente, cualquiera las haría"... y fue también la jornada fue una maestra. Quizás algo ruda mi instructora, porque me hizo ver que es necesario ser conscientes de lo que significa estar preparado para rodar. No porque me encante rodar y me sienta que todas las puedo, voy a sacar energía de músculos poco descansados y hasta con falta de los ingredientes necesarios. Fue una semana pesada, con malestar estomacal en el que no me alimente adecuadamente y no dormí lo necesario, por eso la ruta me hizo ver que la valentía esta íntimamente emparentada con la estupidez.
Pero rodar en bicicleta por esos caminos llenos de dios, con la firma del creador en cada recodo, se aliaron con mis compañeros de ruta y aún con la insensibilidad para conmigo mismo, me permitieron decir ahora que disfrute esta ruta como no hubiera imaginado. Puedo agradecer que aún con mi deshidratación y cansancio extremo, disfruté de los parajes, de los paisajes, de la lluvia, del chubasco, la trepada pie a tierra en varias ocasiones y la rampante bajada hasta el pueblo de San Sebastián del Oeste...
llegando a la plaza poco mas de siete horas después de haber iniciado esta aventura... ensopado hasta los huesos, con mi rostro lleno de barro, mis ropas estilando pero con la satisfacción de haberlo logrado... rodamos de Mascota a San Sebastián del Oeste, ese día  Charly, Dañero, Fer, Sabas, Marcos y yo! 
el Ro