Rumbo a Tapalpa, desde Guadalajara

18 de agosto 2012, 5:30am. Preparando los vehiculos para dirigirnos al punto de arranque: Postes, la puerta al Bosque la Primavera. Despues de algunos detalles, logramos arrancar a las 7:00am, 9 ciclistas, aún con algo de somnolencia, que se fue borrando conforme subiamos al 8 1/2. Charly, Fer, Rommel, Eria, Liz, Roberto, Andrzej, Przemek y el Ro (o sea, yo). Y con nosotros pero sin aluminica dos grandes amigos y apoyo durante todo el día, Eli y Francisco que al pie de cañón, nos siguieron por carretera con los autos de apoyo... 

Fue una gran hazaña, que si bien no concluyó según lo planeado, si cumplió con los cometidos. Disfrutamos de un reto de mas de 8 horas rodando, limpiando, caminando y cargando nuestras bicicletas. Surcamos cual saeta, el maravilloso bosque la Primavera justo cuando apenas despertaba a la mañana sabatina, alcanzamos alturas al trepar desde el pueblo el Tecúan hasta el poblado de Lagunillas, ya en el borde de la sierra de Tapalpa, a no mas de 10 kilómetros de Atemajac de Brizuela.


Pasamos junto a la presa de Valencia y la laguna de Villa Corona, disfrutamos de un exquisito desayuno a base de quesadillas y gorditas, complementando con una que otra galleta y un chocolate para agarrar energía. 

Y lo mejor de todo, a mi parecer, disfrutamos de una compañía incomparable, ya quisieran Frodo y Sam haber tenido junto a ellos una comunidad de bicicletas como la que rodó por mi tierra con entereza, con alegría, con convicción, con compañerismo y con un gusto por compartir entre todos una experiencia que se quedara aquí por un buen rato.

Al final, no alcanzamos la meta original que era Tapalpa, nos faltaron unos 30 kms. Pero son la mejor excusa para repetir la hazaña, y volver a asumir el reto, sopesar lo que nos faltó o lo que nos sobro, como el lodo y las descomposturas... jeje. Pero sobre eso nos queda la convicción que destaca a los ciclistas, rodar y volver a rodar....

Aquí esta el mapa y la altimetría, en donde detallo, los máximos obstáculos, que era el lodo convirtiendo casi en pantano ciertos tramos del recorrido, los que nos retrasaron he hicieron que al llegar a Lagunillas, la noche nos alcanzara y nos decidiera llegar hasta ahí...

Al amanecer

Esperando en la mañana, respirando los primeros rayos de sol, surge esa impresión de que ahí te ha esperado ese momento desde mucho, mucho tiempo atrás, cuando aun tu nombre no resonaba en estas latitudes. Entonces uno toma esa respiración profunda y se levanta sobre los pedales, dos, tres rotaciones al avances y la bicicleta empieza a rodar como por si misma, el ciclista y la alumínica se hacen uno, se acompañan se gritan, se soportan uno al otro

Y no sólo es el ciclista y su bicicleta los que parecieran traslaparse o borrar las barreras, sino también este dúo dinámico se confunde con el entorno. Yo me llego a perder entre las ramas de los arboles, las sombras en las brechas, los charcos a un costado del camino. Por eso las imágenes que vienen enseguida son tan vivas, tan reales, tan sinceras…

 Ro

Un amanecer, una esperanza

Estamos llenos de malas noticias, de gente que habla sin decir nada a toda hora en el radio, en la televisión, en los periódicos. Gente que se se cree dueña de la vida de los demás, cree que pueden hacer y deshacer de la Tierra a su antojo...
La verdad es que están desesperados, están viviendo y abusando los últimos momentos de su estancia en este plano, la muestra son los pequeños rincones que uno descubre a cada salida sobre mi aluminica...
Esta imagen es la muestra, hace tres meses lo que ven aquí verde eran llamas, era el fuego de nuestra ignorancia e indolencia, luego vino la sombra de la estupidez gubernamental convertida en cenizas y troncos ennegrecidos. Ahora, pase por ahí y me di cuenta que ahora los restos de de esa herida que nosotros mismos producimos en nuestro bosque están sanando. En parte por esa voluntad de la sociedad organizada, por los incansables guardabosques y bomberos forestales, que ahora fungen como instructores, guías y narradores. El equipo del comité técnico del bosque sigue al pie del cañón apoyado por miles de ciudadanos y ciclistas que nos convertimos en los ojos y las manos del mismo bosque que lucha por seguir vivo.  
Ahora podemos ir viendo como el verde regresa, la humedad nos acaricia mientras cruzamos con respeto y admiración ante esa estoica capacidad de perdonar nuestras fallas, nuestras omisiones, y con el candor de ofrecer nuevamente vida, y abrazarnos con frescura un inicio de viernes más...

A rodar!