Friday, February 8, 2013

La cobrona


Ayer (febrero 7 2013) volví a trepar Bugambilias. Y como siempre, me la cobró. Y como siempre, con gusto la pagué. Subir esos pocos kilómetros en el linde, ahora difuso, entre la ciudad y sus bosques enanos de las afueras es siempre un reto, y quienes lo conocemos, saboreamos cada momento, tanto a la subida como a la bajada.
Ayer no hice mucho aspaviento, creo que ni lo dije a los demás para no cebármela a mi mismo, para no escucharme y así, no inventar alguna excusa para posponer o cancelar esta rodada a medio día. Porque si, me la aventé a la hora clásica, como inicialmente aprendí a subirla, como cuando empezaba en estas lides del ciclismo de montaña.

Bugas, como le decimos con cariño, es una ruta temperamental. Decimos usualmente, como las mujeres, aunque bueno, diremos, como chica adolescente, para tratar no herir demasiadas susceptibilidades, je je. Es celosa, y siempre te hará recordar que debes de ir a “verla” muy seguido. Y aunque vayas y vayas, desde que recuerdo, el cansancio es el mismo… mas aún cuando osas ausentarte varias semanas o un par de meses seguidos!

Por eso la llamo en esta ocasión, cobrona! Es una excelente cobradora digo, llevo rodando desde sus faldas mas de siete años, sorteo sus primeras curvas pavimentadas resoplando como el que por primera vez quiere correr un "sprint" y la meta se aleja y aleja… luego viene el “descanso” de lomas menos pronunciadas, para enfrentar de improviso la gran trepada de no más de 500 metros que siempre nos hace empapar nuestro rostro y saborear la sal de nuestro propio sudor… luego pareciera compadecerse de nosotros pero es un simple jugueteo porque nos remata con la ultima trepada como diciendo “para que te acuerdes de mi!”…

Aunque la muy c…anija, ya luego de habernos sometido al esfuerzo de la trepada, nos acaricia y hasta pareciera que nos empuja cariñosamente de nuevo a la ciudad… en una bajada riquísima, aunque siempre con cuidado, porque Bugas, caprichosa, si piensa que nos vamos confiados y con el sentimiento de que “la superamos”, no dudara en movernos unos milímetros del terreno para que terminemos lo largo que somos sobre su piel terregosa.

Esta vez yo la respeté, ella me aceptó el tributo, y ambos quedamos en paz, a la espera de mi siguiente visita a esta trepada de carácter!.


 Hasta la próxima!!!

Ro