Monday, July 23, 2012

Las 3 Torres 2012



Las 3 Torres, así con “T” mayúscula, la ameritan. 22 de Julio 2012, no tengo la cifra exacta, pero más de 50 ciclistas nos dimos cita a la convocatoria de Tequila Bike para, más que ir tras de las 3 Torres, ir detrás de nuestros propios límites, tras nuestro mismo ser, nuestra voluntad, nuestra capacidad para lograr las metas trazadas. Cada quien se puso una meta, se preparó de la mejor manera para unirse a otros tantos que coincidimos este domingo muy temprano a las puertas del Bosque la Primavera. Las 6:00am y autos y ciclistas seguían llegando, se veían el pulular de las lámparas portátiles, los gritos que llamaban a la batalla, al reto… “Animo perroooos… y damas!” Y como la marea indomable, que surge primero gota a gota, así, los ciclistas nos íbamos acercando a la línea de salida y  en grupos de dos, tres, cinco, diez íbamos tomando el camino rumbo a nuestra primera meta, teniendo  a nuestras espaldas una ciudad que aún dormitaba en su lecho del valle del Atemajac. Eran las 6:08am.
Esta vez no lleve cámara, les deberé mis “graficas”, pero intentaré describir las experiencias y las “tomas” de vida que disfruté y sufrí durante esta jornada magna. Íbamos rumbo a la Torre 2, o cerro de Nejahuete, nuestro primer punto de marcaje. Subiendo a la meseta del bosque par internarnos a la zona de la Geotermia, aun oscuro y descubrí que mi lámpara ya no tenia el alcance para poder rodar a una velocidad considerable de manera segura, así que me mantuve lo mas cerca que pude a Ruben y Fernando, ya que sus lámparas si iluminaban, así íbamos hasta que no pude seguir el paso y preferí guardar mis energía para más tarde. Empecé a acompañarme de otros ciclistas y juntos nos fuimos acercando a la primera Torre. El día comenzaba a iluminarse cuando arribe a la Torre, las 7:15am. Excelente tiempo y sin mas inicie la bajada de esa Torre, que  bien sentí cuando me dí cuenta que el sol me alcanzó mucho más lejos de lo que lo había hecho en ediciones anteriores, fui bajando y me alcanzó Marcos, también de Intel bike, y luego se nos unieron algunos otros anónimos compañeros con los que bajamos a toda velocidad de nuevo hacia el camino ancho. Al llegar ahí, vimos a Rubén tomando un respiro mientras nosotros continuamos hacia el paso de Obsidianas, unos 12 kilómetros adentro en el bosque. Ahí se nos unieron algunos otros “primerizos” de la ruta, ya que no conocían el trazo. Así avanzamos a buen ritmo, hasta que los dejamos encaminados en la subida hacia Obsidianas. Conociendo el trazo, preferí bajar el ritmo y guardar fuerzas para el momento de la subida a la Torre de San Miguel, que ya se veía en lontananza, coqueteando con algunas nubes todavía. Llegué al punto donde inicia la bajada de Obsidianas siendo como las 8:20am. Una bajada de ensueño, ahí nos reagrupamos Liz, Marcos y Ruben, 25 minutos aproximadamente bajando hasta llegar al punto más bajo del recorrido, de estar rondando los 1900msnm, estábamos tocando los 1500msnm, este tramo estuvo cubierto de un regalazo, un banco de niebla ligero que nos refrescó en uno de los tramos mas arduos del trayecto. Ahí seguíamos con un compañero nuevo que siguió con nosotros un buen rato, y otro nos dejó, Rubén, que sintiéndose un poco indispuesto mejor decidió desviarse a Tala. 
Seguimos rumbo a la Torre de San Miguel, estando en esta cota de altura, la más baja de todo el bosque, cruzamos un par de apacibles arroyos, en donde aproveché para surtir agua, y no, no estaba contaminada, muestra de la pureza de nuestro bosque, sigo vivo, jeje. Seguimos rodando, empezando a sentir la constante elevación del camino, no pararía sino hasta la segunda Torre en nuestro reto. Y de lo mejor, con nubes sobre nuestras cabezas que nos dieron protección al menos hasta llegar a la Torre. Ahí era como un punto de encuentro, ciclistas que iban saliendo hacia la ultima Torre, otros que íbamos llegando, otros que ahí permanecían algo mas de rato, recuperándose de las primeras 5 horas de recorrido. Eran las 11:20am, yo llevaba poco más de 5 horas rodando. Ahí es preciso dejar la bici descansando, para subir los últimos escalones hacia la torre, anotarse en el libro de visitas (los que quisieron) y surtir un poco de agua, muy poco, porque el pobre guardabosques en guardia esta mañana veía con temor como no dejaban de subir ciclistas pidiendo agua, hasta que tuvo que decir “se acabó”, si no él se queda sin agua en la semana. 
Toco el momento de seguir, venia otro “descanso”, por ser bajada, pero no por eso un fácil tramo, considero que esa bajada de la Torre de San Miguel al camino ancho es una de las mas riesgosas en el bosque, sobre todo porque es propensa a que uno tome confianza en ella, y al menor descuido uno puede atorarse en una piedra, o tomar demasiado rápido una curva, pero afortunadamente en esta ocasión, no fue el caso, al menos los que estuvimos bajando en mi grupo, salimos avante y fuimos llegando al punto de abasto, en donde el “Nazzi” Alex, estaba a cargo de dar a los retadores un poco de apoyo en frutas, aguas, chocolates, descanso… llevábamos 62 kilómetros recorridos, nos faltaban aun 30.
Luego de reponer energías y convencer a nuestra propia mente, salimos un pequeño grupo, siendo Liz, Marcos de Intel bike y El Menguele, el Negro de Tequila bike y yo los integrantes del mismo… nuestro destino, la Torre 1, Planillas. El ultimo tramo para completar nuestro reto… cerca de las 12:30pm. Ahí fuimos tomando fuerza en un tramo algo tedioso, que es por el camino ancho, que luego se convertirá en la Av. Mariano Otero, pero antes, mucho antes es un camino que puede llegar a abrumar. Porque es una continua pendiente que nos regresa a la cota de los 2000msn, sin ser propiamente parte de la trepada a la Torre, pero esta vez, con la charla con el Menguele y el Negro fuimos avanzando sin tedio aunque si acumulando cansancio… Liz y Marcos quedaron un poco más atrás hasta que ya no los vi. Llegamos finalmente al inicio del ascenso a la Torre, no sin antes “rescatar” a un ciclista que se había perdido, Miguel, a quien sumamos a nuestro grupo y junto con otros 3 íbamos ya hacia nuestra ultima meta… aquí el cansancio me fui abrazando y en momento me coqueteaba con la idea de declinar… “ya estas aquí” “ya llegaste, anda, regresa…” “no pasa nada…” aquí me di cuenta de que el reto de las 3  Torres, puede ser mas que físico, mental. Aquí pruebas no solo músculos, no solo demuestras tu entrenamiento, te demuestras a ti mismo la entereza de tu espíritu, tu convicción por superar el ego. Porque al final no rodé las 3 Torres para demostrarle a nadie más que a mi que lo hice. Y más cuando en este último ascenso uno se va quedando solo, cada uno de los que vamos, nos separamos en la ruta, cada uno va tomando su propio ritmo, es difícil ver a dos ciclistas subiendo juntos, cerca uno del otro, pero no juntos, al menos no lo ví yo. Ahí va uno consigo mismo, iba yo convenciéndome, demostrándome con cada pedaleo que podía seguir avanzando, y de repente veía a alguno de los que ya iban de regreso, y que como un balde de agua fresca pasaban diciendo “Animo”, “ya esta”, “casi llegas!”… eso fue mas energético que un “red bull”, tomaba aire, enderezaba la espalda unos segundos y continuaba pedaleando. Fue entonces que la ví… la Torre de Planillas! A no más de 2 kilómetros, y con esas últimas fuerzas que salen de quien sabe donde, aceleré el paso, y llegué a ella siendo las 2:38 pm, 8 horas y media justas desde que habíamos iniciado… ahora ya con el sol en todo su apogeo, tocaba simplemente bajar de regreso al punto de salida, ahí me acompañé de dos compañeros de reto,  nos fuimos siguiendo a poca distancia y con la prudencia de no confiarse en la bajada.
Así, a las 3:15pm de ese domingo estaba arribando a Postes el punto de inicio y el punto final de esta aventura, denominada el reto de las 3 Torres, sin premios económicos, sin porras en la meta, únicamente algunos de los que ya habían concluido, o iban concluyendo, diciendo “Eso es todo!, felicidades!, lo hiciste” eso vale mas de lo que uno pudiera imaginar, ver en el rostro del colega la sonrisa honesta de saber lo que es llegar, el puno en alto, el saludo, el cansancio del que te empiezas a hacer consciente, todo vale la pena, vale el esfuerzo, el dolor en la espalda, los músculos entumidos, el sudor que sigue cayendo, valió la pena desmañanarse en domingo, valió la pena la tensión de los días previos, valió la pena estar ahí, demostrarme a mí mismo de lo que soy capaz, demostrar lo que me convence y poder regresar y disfrutar compartirlo con los míos, con los amigos y los conocidos, aún con quienes aunque no conozco, pudieran sentirse movidos para moverse una vez más!

Hasta la próxima!

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