Monday, July 15, 2013

Estacion Bicicleta va

En medio de las malas noticias que parecen ser las preferidas de la radio, la televisión, el periódico y cada vez más en los cafés y las charlas casuales, es bueno disfrutar de muy gratas experiencias y saber de logros y pruebas de que realmente el ser humano puede seguir pisando este planeta sin tener que destruirlo. Es simplemente hacer las cosas bien, pensando en el futuro pero siendo conscientes de nuestro presente. El domingo 14 de julio se celebró el primer aniversario de Estación Bicicleta, resultado del esfuerzo de muchas manos, de una idea clara de aprender a disfrutar del bosque y la naturaleza.
Y fue muy grato poder compartir el festejo haciendo algo de lo que más me gusta, rodando. Y más aun cuando la ruta de hoy era compartida con otros tantos que venían a festejar a Estación Bicicleta. Varias familias, amigos conociéndonos y compartiendo un poco del bosque, de nuestro bosque.
Aquí el grupo completo, desde los chicos hasta los grandes, mujeres, hombres, todos juntos!

En acción, quién nos puede detener?

Marijo y Armando, surcando la brecha!

Hija y mamá, que mejor manera de compartir el domingo!
Y algo más para resaltar, paseando por la Glorieta, es encontrarse a otro ciclista, que sin más, se ofreció a tomarnos una fotografía, con cada una de las 5 o 6 cámaras que llevábamos, je je. Creo que bien merecía también ser inmortalizado ahí, en el bosque, rodando, haciendo lo que tanto nos gusta… David Figueroa, ¿no es así? ¡Gracias!

Ro

Tuesday, July 9, 2013

Las bajadas

A petición de un buen amigo que me preguntaba que si no había tomado también la bajada... no tome la bajada de T1 porque son sus buenos 20 a 25 minutos y en video, a lo mejor no se percibiría toda la experiencia, no seria justo para la bajada... 
Así que bueno, les comparte aquí dos trechos de bajada diferente, demostrando una vez mas la riqueza de esto de rodar en el bosque. Como en la misma rodada, en la misma ruta uno puede encontrar tanta variedad, tales diferencias que hacen de cada momento de rodar un momento mágico...

Primero esta, bajando de la Torre 2 (cerro Najahuete), un trecho extremo, delicioso, impactante, de cuidado... la famosa curva tronadora, que aún de bajada exige cuota y merece toda nuestra atención para encontrar el mejor camino para sortear, piedras, escalones de piedra, raíces y ramas... ah! y lo mejor, ese estrecho sendero suele variar de una pasada a la otra...

Y aquí esta otra bajadita no tan larga y con otro sabor completamente... apenas por iniciar la trepada a la Torre 1, uno se encuentra con un columpio para tomar un breve respiro antes de arrancar la trepada franca hacia el cerro de Planillas y coronar con la Torre a 2250 msnm.

Ro

Monday, July 8, 2013

Conoces la Torre 1?

Ayer andaba probando otra vez el porta-cámara para manubrio "hecho en casa" y funciono en general bastante bien... con todo y la lluviecita que me acompañó 2/3 partes de la subida a la Torre 2, las tomas fueron buenas y los videos salieron bastante bien...
aquí les dejo uno de ~1.5 minutos, de mi arribo a la Torre 1. Para aquellos que la ven como un mito, anímense, es cuestión de actitud y empezar a rodar a gusto y tranquilos... ayer particularmente había mucha gente ahí arriba... y algo que escuché: "vas a hacer las 3 Torres?" - "si!"


Ah!, también me encontré con otros dos que platicaban sobre el reto y su intención de esta semana inscribirse... esto se va armando...
:o)

Ro

Tuesday, July 2, 2013

En el trance de la rodada

De nuevo bajando por cornisa, a la máxima velocidad en que puedo controlar a la “green”, mientras vamos esquivando tocones de piedra, rocas sueltas, una que otra rama de un arbusto en la ladera artificial del cerro, y pasando raudo uno de los “topes” que seguramente las brigadas de guardabosques han dejado en la bajada para invitar al agua a no acelerar demasiado en sus noches y días de lluvia. Aprieto mis manos al manubrio, pero a la vez, suavemente acaricio los mandos de los frenos. Es un jugueteo entre la emoción y la concentración, la adrenalina que fluye rápida por mis venas y la precaución acrecentada en todos mis sentidos. Inclino mi cuerpo y con el a mi bicicleta tan solo lo necesario para perder poca velocidad pero no la vertical.

Es interesante como no hace más de tres semanas estaba bajando esta misma “cornisa”, de regreso de la torre 3. Y es tan igual como diferente esta vez. Es una dicha saborear de nuevo el viento en mi cara, minúsculas motas de tierra atrapadas por la llanta delantera salen disparadas a mi bajo rostro, o alguna piedra en un mágico movimiento termina golpeando mi pantorrilla, pero los pellizcos de dolor se van tan rápido como llegaron, porque no hay segundo que distraerse en esta bajada, tan fabulosa es que no queremos perdernos un instante, tan de respeto que es mejor no darle la espalda porque terminas así… de espalda sobre el camino.

Y de repente, en flashazos, me llegan imágenes instantáneas. Frases como “ya subí a la torre por el otro lado?”, “Si, trepe desde obsidianas a la torre 3”, se mezclan con mi visión periférica borrosa, y mi visión en túnel mientras sigo bajando, ya estoy llegando a la mitad de la bajada. Las frases se guardan de nuevo en mi gaveta mental y continuo el descenso concentrado en los 10 metros por delante de mi bólido de aluminio y carne.

Llego a la base de la montaña y sigo la brecha hasta llegar a la puerta verde, que nos deja en la conocida y no tan querida “sal si puedes”. De diez a doce kilómetros de regreso por camino ancho (fácil) con una continúa subidita (lo no tan fácil) que hace tedioso el final de la ruta. Pero hemos aprendido a saborear también esta última parte del recorrido, tanto así que cada vez es un reto diferente a la anterior. Así que luego de tomar un poco de aire y departir con los compañeros de este día,  arrancamos en pelotón, para luego de algunos minutos ir cada quien tomando su ritmo, su modo, su tiempo, su aire. Pasan algunos minutos y me doy cuenta que voy relativamente solo. Es decir, Marcos va allá adelante, a unos 60 o 70 metros, Ruben acaba de tomar el camino de Obsidianas para regresar a su terruño, Tala. Yo iba con Rober pero ahora cada quien tomo su tren de carrera y va un poco mas atrás, pero delante de Luis, Vic y el Bob.
Tomo prestada esta foto desde el celular del Bob, nótese que también la cámara sufrió de sudor...
condensada estaba la lente

Ya venimos de regreso, ya subimos a la torre 3 por Obsidianas! Si hay cansancio, como no!, pero hay un logro mas! No hay dolor. Hay orgullo por el reto del día superado. Trato de recordar esos momentos pesados del otro lado de esos tres cerros que ahora quedan a mis espaldas. Sé que en esos momentos iba agotado, con la respiración al máximo, sin traer monitor cardiaco, sé que iba cerca de mi tope. Recuerdo escuchar el tamborileo de mi corazón en mis oídos, un “tup, top, tup, top” acelerado; y también de casi ver mi respiración, y mi mente tranquila, casi en blanco, mis ojos centrados en mi entorno inmediato pero percibiendo el crujir de las hojas secas mientras pasaba sobre ellas o el raspar de las llantas de la Green contra las canicas de pómez, arcilla y obsidiana. 

Creo escuchar a mi mente ordenar tranquilamente bajar el ritmo cardíaco, mientras mi respiración se apausaba en los techos menos empinados. Y si entrecierro los ojos logro percibir el recuerdo también de una voz serena, que me daba ánimos, me impulsaba y me sugería mover el manubrio para un lado o para otro, pausar el pedal o levantarme en las palancas para sortear un pequeño obstáculo. Su identidad es difusa, pareciera ser mi propio espíritu, mezclado con el de mi amore, que siempre recuerdo en momentos arduos de una ruta diciéndome al salir de casa “disfrútala” “con cuidado”. Pues es una mezcla de esa energía que muchos llaman alma, que es feliz así, expandiéndose, fundiéndose con otra alma, haciéndose una con el camino, apoyándose en el camino pero a la vez dejando una parte de si por cada lugar que pasa.
Y así, con esos pensamientos, o esas verdades develadas, regreso al aquí y al ahora, pero a la vez me doy cuenta que el tiempo es simplemente un libro y puedo hojearlo viendo a la vez la trepada y la bajada, el aquí y el hace rato. 

Así de maravilloso es rodar, que es un recodo en el camino y lo es toda la ruta. A través de la rodada encuentro la solución a casi todos los problemas, hasta a los de la administración publica, que ya es mucho decir… pero de eso, hablaremos en otra ocasión. Hoy me quedo con este trance con esta genial rodada a través de mi bosque, surcándolo a toda velocidad, bordeando casi sensualmente sus bordes terregosos, dejando mi sudor en la tierra, saludando a ese par de venados que me hicieron el honor de escoltarme un instante del camino, disfrutando tanto del silencio en el esfuerzo, como la platica amena con los que hoy coincidimos, los conocidos de diario y los de no tan diario.
Los que me leen y los que no, también!

Ro

Thursday, June 20, 2013

Sal si puedes

Sal si puedes, regreso de varias rutas en el Bosque la Primavera. Camino ancho, terracería, ha caído algo de lluvia las noches anteriores, suficientemente para minimizar que el polvo se levante, no tanto como para abrir grietas en la superficie. Pocas nubes, algo de sol. Se sienten los fotones que gustosamente ingresan a mi piel y se transforman en calor. Pero éste se diluye en parte por la sensación del viento que da el ir pedaleando con cadencia, sin bajar el ritmo, creo que iré a unos 10 o 12 kms/h. Pendiente “tendidita” que no da descanso. Así esta hecha esta salida de ocho kilómetros que nos lleva de los 1,800msnm a los 2,000 msmn, metros más, metros menos.
Treinta y cinco a cuarenta y cinco minutos contigo mismo, respiración pausada pero profunda, oxigeno que se convierte en energía, sudor que empieza a brotar por debajo del pedazo de tela que llevo en la cabeza. Ojos entrecerrados porque olvide mis lentes esta mañana y el sol, a esta hora, ya reclama su terreno, secando el rocío de la madrugada. Un repecho antes de una curva, me levanto en las palancas para no bajar el ritmo, siento el jalón en los músculos cuádriceps, posteriores y anteriores, todos jalan parejo, jalo mis brazos para no irme sobre el manubrio y no perder ningún jule de potencia, hago conciencia de mi abdomen, recuerdo las quesadillas de la noche anterior, espero que con esto saque algo de esa deliciosa grasa y lactosa. Paso el repecho, regreso al sillín y al dar la vuelta a la curva veo venir una camioneta, levanto mi rostro, pretendo una sonrisa y saludo con mi mano derecha, me responden el saludo y el compa sigue su camino, quizás sin sospechar que su saludo también fue un grito de ánimo para seguir mi pedaleada. Volteo de nuevo al frente y veo salir de un lado de un lado del camino a otro ciclista, seguramente viene regresando de toboganes.  Inconscientemente o no, renuevo el esfuerzo y subo mi ritmo, “si lo alcanzo” pienso para mi. Y pedaleo a pedaleo voy acortando la distancia. Pasan unos dos minutos cuando lo tengo al alcance y sonriéndole, lo saludo y lo impulso “buen día!, animo ya falta menos!” y me quedo con mi sonrisa de satisfacción por mi logro personal y secreto. Ahora no aflojar, porque también algo de ego hay, si ya lo alcance y lo pase, pues que no me alcance él ¿o no?

Mientras pienso eso volteo un poco hacia atrás, no tiene intención de atentar a mi ego, cada uno mantiene su ritmo, cada uno llegara a su tiempo. Volteo al frente y me tomo unos segundos para ver a mi derecha, la cima de planillas, la torre 1 allá arriba, impávida a mis debatares. Y yo, llegando al final de “Sal si puedes”, otra rodada, otro regreso, otro pedazo de vida al máximo, y yo, ¿para que bajar el ritmo? Ya es el ultimo trecho, ¡con todo hacia adelante!

Sunday, June 9, 2013

Algo de historia

Excelente la rodada de este fin de semana. Sumada con lo recorrido durante la semana, ya fuera rumbo al trabajo, atendiendo pendientes o haciendo ejercicio en vistas de mejorar mis recorridos en general. Últimamente me han preguntado “¿desde cuando ruedas?” “¿Qué hizo que te gustara el ciclismo de montaña?” 

Y contestando en el momento me he sentido a gusto con mi respuesta, y a la vez me ha hecho sacar de mis bancos de memoria recuerdos de hace muchos, muchos años. Como cuando no siquiera sabia como cambiar la cámara de la llanta cuando se ponchaba… es mas, ¡no sabia lo que era una cámara de llanta de bici! Recuerdo que rodaba en una bicicleta de ruta, color como naranja u ocre. ¡Ja!, ni siquiera recuerdo si la amarraba, encadenaba, guardaba en algún lugar, pero estando en prepa me parece haberla utilizado alguna vez para ir a la escuela… no era mi transporte cotidiano. Je, je, je… recuerdo alguna vez rodando por Mariano Otero a la altura de plaza del sol, en que yo muy pro, quise dar vuelta a la derecha para tomar una avenida con un amplio camellón en el centro… la curva me gano y fui a pegar al camellón ese y ¡bendito!, había pasto en donde aparatosamente aterrice. Pero el dolor fue nada en comparación del golpe al ego, al mirar justo enfrente a una decena de personas esperando el camión que sonreían al haberles hecho la mañana con un espectáculo circense inesperado, con maromas y piruetas incluidas. Recogí mi maltrecho orgullo, y continúe mi camino, como dije, físicamente yo, y mecánicamente mi bici, pudimos rodar… pero no recuerdo otra toma mental con esa bici… ¿la habré arrumbado en el cuarto de tiliches luego de aquella penosa representación?

Luego llego una poderosa bicicleta Bimex , creo que de las primeras bicicletas de montaña en aparecer por estos lares, mi papá me la regaló, creo.  Según mis neblinosos cálculos fue en 1989 o1990 cuando la utilice algunas veces, y me llegan “flechazos de memoria” de un par de veces que la habría utilizado para ir mi casa a la universidad. Y de repente me llegan otros lejanos recuerdos de haber rodado en bicicleta cruzando la ciudad para atender algún pendiente… era muy “extremo”, porque me exprimía físicamente en una sola rodada, lo que me empujaba a no tomar la bicicleta durante semanas o meses… así de maltrecho quedaba. Por ahí recuerdo un par de intentos al salir de la universidad y haber acompañado a un para de amigos a algún lugar en la bici (no lo sabia en aquel momento, pero fue la Mosca), y recuerdo que bajando del 8 ½ a la postes (no había caseta creo, o estaba abandonada), uno de mis amigos, Hugo se dio un santo madrazo al esquivar un auto que subía… logro levantarse y rodamos de regreso a casa, pero fue el ultimo día que uso su licra, eso si. Luego de eso ya no recuerdo mucho uso de la bicicleta, creo que hubo varios años de sequía… coincidentes con mi primer matrimonio, harina de otro costal. 

Pero luego de esa experiencia, de lo que rescato la paternidad de un joven excepcional e “enjundioso”, fue que la bicicleta regreso a mi vida. Según recuerdo, tuve que vender mi automóvil de aquel entonces por razones que no vienen al caso, y con esa lana, compre por primera vez mi primera propia  bicicleta, una deslumbrante GT de montaña blanco con rojo y vivos negros. Fue esto  en 2004, hace 9 años. Se convirtió en gran medida en mi medio de transporte, mi hijo aún chico, bien se podía acomodar en la silla que compré para este propósito y que tanto nos sirvió para pasear juntos, para llevarlo a su kínder. Esta bicicleta, fue muy urbana, fueron mis pininos en lo que ahora conocemos como “bike conmuting”. Recuerdo que hasta a mis clases de kendo iba yo, con mi espada de madera recorriendo los rumbos de los cubos, providencia, ladrón de Guevara, Plan de San Luis… creo que fue una suerte que nunca me detuviera la policía. Pero bueno, esa GT tuvo más que sólo los avatares urbanos, fue en ella en quien nací al ciclismo de montaña. Con ella recuerdo haber regresado al bosque, luego de la iniciación en la retadora trepada a Bugambilias, la clásica, cuando aún nos permitían llegar hasta el mirador. Con esa bicicleta empecé a aprender realmente del ciclismo, ya supe cambiar la cámara de la llanta, los cambios de velocidad, limpiarla, y hasta aprendí que no todos los negocios de bicicletas saben lo que dicen saber, y son justos en sus precios, sobre todo con los novatos. Recuerdo los domingos en que desde temprano, iba y rodaba la gran Torre 1, la Torre 2, cuando en un solo día rodé Mosca y Toboganes!! Esos días que regresaba a casa y que el cansancio me tumbaba y el dolor de cabeza me mantenía quietecito todo el resto del domingo. Con esa vieja GT, troné mi primer desviador, rompí el cuadro y tuve que decirle adiós, para dar la bienvenida a otra leal, la Java Moka. 

Varias partes de la GT migraron a la Java y continúe luego agregando nuevos componentes y remplazando algunos otros… Mientras iba conociendo a otros locos de las brechas, los Tequilas bike, los Botargas, los de los Reyes, y decenas de otros “no alineados” pero con el común denominador de gozar de esto de las rodadas. Fui extendiendo mi catalogo de rutas, ya no solo podía rodar en el bosque la Primavera, también en Zacoalco, Atemajac de Brizuela y Tapalpa, en Michoacán, en Colima, el Nevado (de Jalisco, por cierto), San Sebastián.

A través de esos años lo que he platicado es relacionado con las rilas, pero igual o mas valioso han sido las vivencias, las amistades nacidas y las querencias, vivir hasta la medula una rodada magna con mi hermosa Sensei Sofi, exprimiendo el cansancio y conociéndonos en las buenas y las malas de una rodada retadora como Transvolcano en las tierras michoacanas. 
Enseñando o mas bien compartiendo este gusto, esta creencia de rodar a mi hijo, desde el parque metropolitano hasta las entrañas de la sierra de Tapalpa y estar ahí para ayudarle a levantarse tras sus primeras visitas a la tierra porosa de la primavera, viéndolo tornar la frustración de una caída en el logro de una rodada completada, con tesoros rasposos, pero tesoros al fin. El asumir una postura ante los demás por el simple hecho de gustar llegar en bici al trabajo, sugiriendo, no imponiendo a los demás este gusto no por moda simplemente, sino por estar convencido de los beneficios que este simple hecho nos trae a cada uno, y a los que nos rodean también. Conocer a tantas personas, entenderme con muchas y desentenderme con otras tantas para simplemente ir nutriendo amistades que el día de hoy forman ya parte de mi acervo, de mi experiencia, de mi vida.

Cuanto se puede extender uno para contestar un par de simples palabras ¿no es así? Y esta historia aun no termina…