Thursday, June 20, 2013

Sal si puedes

Sal si puedes, regreso de varias rutas en el Bosque la Primavera. Camino ancho, terracería, ha caído algo de lluvia las noches anteriores, suficientemente para minimizar que el polvo se levante, no tanto como para abrir grietas en la superficie. Pocas nubes, algo de sol. Se sienten los fotones que gustosamente ingresan a mi piel y se transforman en calor. Pero éste se diluye en parte por la sensación del viento que da el ir pedaleando con cadencia, sin bajar el ritmo, creo que iré a unos 10 o 12 kms/h. Pendiente “tendidita” que no da descanso. Así esta hecha esta salida de ocho kilómetros que nos lleva de los 1,800msnm a los 2,000 msmn, metros más, metros menos.
Treinta y cinco a cuarenta y cinco minutos contigo mismo, respiración pausada pero profunda, oxigeno que se convierte en energía, sudor que empieza a brotar por debajo del pedazo de tela que llevo en la cabeza. Ojos entrecerrados porque olvide mis lentes esta mañana y el sol, a esta hora, ya reclama su terreno, secando el rocío de la madrugada. Un repecho antes de una curva, me levanto en las palancas para no bajar el ritmo, siento el jalón en los músculos cuádriceps, posteriores y anteriores, todos jalan parejo, jalo mis brazos para no irme sobre el manubrio y no perder ningún jule de potencia, hago conciencia de mi abdomen, recuerdo las quesadillas de la noche anterior, espero que con esto saque algo de esa deliciosa grasa y lactosa. Paso el repecho, regreso al sillín y al dar la vuelta a la curva veo venir una camioneta, levanto mi rostro, pretendo una sonrisa y saludo con mi mano derecha, me responden el saludo y el compa sigue su camino, quizás sin sospechar que su saludo también fue un grito de ánimo para seguir mi pedaleada. Volteo de nuevo al frente y veo salir de un lado de un lado del camino a otro ciclista, seguramente viene regresando de toboganes.  Inconscientemente o no, renuevo el esfuerzo y subo mi ritmo, “si lo alcanzo” pienso para mi. Y pedaleo a pedaleo voy acortando la distancia. Pasan unos dos minutos cuando lo tengo al alcance y sonriéndole, lo saludo y lo impulso “buen día!, animo ya falta menos!” y me quedo con mi sonrisa de satisfacción por mi logro personal y secreto. Ahora no aflojar, porque también algo de ego hay, si ya lo alcance y lo pase, pues que no me alcance él ¿o no?

Mientras pienso eso volteo un poco hacia atrás, no tiene intención de atentar a mi ego, cada uno mantiene su ritmo, cada uno llegara a su tiempo. Volteo al frente y me tomo unos segundos para ver a mi derecha, la cima de planillas, la torre 1 allá arriba, impávida a mis debatares. Y yo, llegando al final de “Sal si puedes”, otra rodada, otro regreso, otro pedazo de vida al máximo, y yo, ¿para que bajar el ritmo? Ya es el ultimo trecho, ¡con todo hacia adelante!

Sunday, June 9, 2013

Algo de historia

Excelente la rodada de este fin de semana. Sumada con lo recorrido durante la semana, ya fuera rumbo al trabajo, atendiendo pendientes o haciendo ejercicio en vistas de mejorar mis recorridos en general. Últimamente me han preguntado “¿desde cuando ruedas?” “¿Qué hizo que te gustara el ciclismo de montaña?” 

Y contestando en el momento me he sentido a gusto con mi respuesta, y a la vez me ha hecho sacar de mis bancos de memoria recuerdos de hace muchos, muchos años. Como cuando no siquiera sabia como cambiar la cámara de la llanta cuando se ponchaba… es mas, ¡no sabia lo que era una cámara de llanta de bici! Recuerdo que rodaba en una bicicleta de ruta, color como naranja u ocre. ¡Ja!, ni siquiera recuerdo si la amarraba, encadenaba, guardaba en algún lugar, pero estando en prepa me parece haberla utilizado alguna vez para ir a la escuela… no era mi transporte cotidiano. Je, je, je… recuerdo alguna vez rodando por Mariano Otero a la altura de plaza del sol, en que yo muy pro, quise dar vuelta a la derecha para tomar una avenida con un amplio camellón en el centro… la curva me gano y fui a pegar al camellón ese y ¡bendito!, había pasto en donde aparatosamente aterrice. Pero el dolor fue nada en comparación del golpe al ego, al mirar justo enfrente a una decena de personas esperando el camión que sonreían al haberles hecho la mañana con un espectáculo circense inesperado, con maromas y piruetas incluidas. Recogí mi maltrecho orgullo, y continúe mi camino, como dije, físicamente yo, y mecánicamente mi bici, pudimos rodar… pero no recuerdo otra toma mental con esa bici… ¿la habré arrumbado en el cuarto de tiliches luego de aquella penosa representación?

Luego llego una poderosa bicicleta Bimex , creo que de las primeras bicicletas de montaña en aparecer por estos lares, mi papá me la regaló, creo.  Según mis neblinosos cálculos fue en 1989 o1990 cuando la utilice algunas veces, y me llegan “flechazos de memoria” de un par de veces que la habría utilizado para ir mi casa a la universidad. Y de repente me llegan otros lejanos recuerdos de haber rodado en bicicleta cruzando la ciudad para atender algún pendiente… era muy “extremo”, porque me exprimía físicamente en una sola rodada, lo que me empujaba a no tomar la bicicleta durante semanas o meses… así de maltrecho quedaba. Por ahí recuerdo un par de intentos al salir de la universidad y haber acompañado a un para de amigos a algún lugar en la bici (no lo sabia en aquel momento, pero fue la Mosca), y recuerdo que bajando del 8 ½ a la postes (no había caseta creo, o estaba abandonada), uno de mis amigos, Hugo se dio un santo madrazo al esquivar un auto que subía… logro levantarse y rodamos de regreso a casa, pero fue el ultimo día que uso su licra, eso si. Luego de eso ya no recuerdo mucho uso de la bicicleta, creo que hubo varios años de sequía… coincidentes con mi primer matrimonio, harina de otro costal. 

Pero luego de esa experiencia, de lo que rescato la paternidad de un joven excepcional e “enjundioso”, fue que la bicicleta regreso a mi vida. Según recuerdo, tuve que vender mi automóvil de aquel entonces por razones que no vienen al caso, y con esa lana, compre por primera vez mi primera propia  bicicleta, una deslumbrante GT de montaña blanco con rojo y vivos negros. Fue esto  en 2004, hace 9 años. Se convirtió en gran medida en mi medio de transporte, mi hijo aún chico, bien se podía acomodar en la silla que compré para este propósito y que tanto nos sirvió para pasear juntos, para llevarlo a su kínder. Esta bicicleta, fue muy urbana, fueron mis pininos en lo que ahora conocemos como “bike conmuting”. Recuerdo que hasta a mis clases de kendo iba yo, con mi espada de madera recorriendo los rumbos de los cubos, providencia, ladrón de Guevara, Plan de San Luis… creo que fue una suerte que nunca me detuviera la policía. Pero bueno, esa GT tuvo más que sólo los avatares urbanos, fue en ella en quien nací al ciclismo de montaña. Con ella recuerdo haber regresado al bosque, luego de la iniciación en la retadora trepada a Bugambilias, la clásica, cuando aún nos permitían llegar hasta el mirador. Con esa bicicleta empecé a aprender realmente del ciclismo, ya supe cambiar la cámara de la llanta, los cambios de velocidad, limpiarla, y hasta aprendí que no todos los negocios de bicicletas saben lo que dicen saber, y son justos en sus precios, sobre todo con los novatos. Recuerdo los domingos en que desde temprano, iba y rodaba la gran Torre 1, la Torre 2, cuando en un solo día rodé Mosca y Toboganes!! Esos días que regresaba a casa y que el cansancio me tumbaba y el dolor de cabeza me mantenía quietecito todo el resto del domingo. Con esa vieja GT, troné mi primer desviador, rompí el cuadro y tuve que decirle adiós, para dar la bienvenida a otra leal, la Java Moka. 

Varias partes de la GT migraron a la Java y continúe luego agregando nuevos componentes y remplazando algunos otros… Mientras iba conociendo a otros locos de las brechas, los Tequilas bike, los Botargas, los de los Reyes, y decenas de otros “no alineados” pero con el común denominador de gozar de esto de las rodadas. Fui extendiendo mi catalogo de rutas, ya no solo podía rodar en el bosque la Primavera, también en Zacoalco, Atemajac de Brizuela y Tapalpa, en Michoacán, en Colima, el Nevado (de Jalisco, por cierto), San Sebastián.

A través de esos años lo que he platicado es relacionado con las rilas, pero igual o mas valioso han sido las vivencias, las amistades nacidas y las querencias, vivir hasta la medula una rodada magna con mi hermosa Sensei Sofi, exprimiendo el cansancio y conociéndonos en las buenas y las malas de una rodada retadora como Transvolcano en las tierras michoacanas. 
Enseñando o mas bien compartiendo este gusto, esta creencia de rodar a mi hijo, desde el parque metropolitano hasta las entrañas de la sierra de Tapalpa y estar ahí para ayudarle a levantarse tras sus primeras visitas a la tierra porosa de la primavera, viéndolo tornar la frustración de una caída en el logro de una rodada completada, con tesoros rasposos, pero tesoros al fin. El asumir una postura ante los demás por el simple hecho de gustar llegar en bici al trabajo, sugiriendo, no imponiendo a los demás este gusto no por moda simplemente, sino por estar convencido de los beneficios que este simple hecho nos trae a cada uno, y a los que nos rodean también. Conocer a tantas personas, entenderme con muchas y desentenderme con otras tantas para simplemente ir nutriendo amistades que el día de hoy forman ya parte de mi acervo, de mi experiencia, de mi vida.

Cuanto se puede extender uno para contestar un par de simples palabras ¿no es así? Y esta historia aun no termina… 

Sunday, May 26, 2013

Inicia el camino a las 3 Torres...


Sábado 7:30 am.
Llegando a postes, con mi café a medio terminar, muestra  que vengo aún arropado con algo de sueño, pero aquí estoy. Empiezo a escudriñar los rostros de los ciclistas que están llegando o preparándose para sus respectivas rodadas sabatinas, no veo aún a alguno de los “inteles”.  Aparece Jorge y me digo: “Se armó”, a la Torre 3 por Obsidianas… alrededor de 60 kilómetros rodando por el bosque la Primavera.

7:40am.
Jorge y yo arrancamos de postes rumbo al 8 ½. Casi llegando a este primer “puerto de montaña” nos da alcance Alex, hey! Esto se pone bien, ya vamos 3 y el día pinta fresco todavía. La lluvia sorpresa de anoche nos depara un trato “amable” para una rodada de “gran calado”. Continuamos por el “camino ancho” rumbo a la “Y” del “15”… jeje, esto parece charla en clave. 

En fin, esa bifurcación en el camino hacia la derecha nos llevará a la salida de Toboganes, pero no es nuestro destino, de ahí nos seguimos por una subidilla que nos llevara a la bajada por Obsidianas. Descenso por un camino que si bien es ancho, esta salpicado con trechos poblados de piedra obsidiana, arenas (compactada por la lluvia nocturna, ea!) y zonas con piedra suelta a las que hay que pasar con cuidado, una mala pisada y puede uno resbalar llanta, o peor aún, ganarse una llanta rajada por el filo mal calculado de alguna roca.
Afortunadamente, los tres salvamos esa bajada sin incidentes y llegamos al “ río seco”. De estar como  a los 2,000 msnm, estamos ahora a unos 1,500 msnm. Aquí es una “T”, una bifurcación que hemos de tomar a la izquierda para apuntar nuestras poderosas “rilas” a la Torre 3, o torre de San Miguel. En este punto inicia la extenuante subida, en la recuperaremos esos 500 metros de desnivel que bajamos, para volverlos a subir, y un poquito más. Vamos a recorrer unos ocho kilómetros contemplando, disfrutando y sorteando muy variados terrenos, de estos que hacen tan especial a este maravilloso bosque. Cruzamos un par de apacibles arroyos que tiñen de vegetación estos rincones del bosque, rodamos varios columpios en donde tierras porosas se combinan con piedra viva en el camino, y rozamos también bancos de arcilla roja. 











Pasamos también por zonas colonizadas por los robles, encinos y otras reforestadas con pino. Y en esta ocasión hasta tuvimos cobertura área, provista por una majestuosa águila que estaba posada en la punta de un pino, hermosa ella que se alejó de la zona, cuando seguramente espantamos su desayuno (sic). Bajamos y subimos un par de cuestas hasta llegar al arroyo seco llamado Malvaste Herrado (gracias Rubén, vi el letrero). Y aquí empieza la franca trepada a la Torre 3. Me acorde de la casa del tío Chueco, en donde las ilusión hace de las suyas, aquí veía yo las trepadas no tan inclinadas pero si lo están, la prueba es que tenia que cambiar mis velocidades a algo mas ligero de lo que mis ojos estimaban…arremetimos hacia la trepada magna, luego de haber rodado unos 30 kilómetros…

10:35am
Vienen las eternas “S” que son la subida por la cara oriente del cerro que hace de lugarteniente del cerro de San Miguel. Esa conocida recta que siempre me “invita” a bajar de la bicicleta, lo volvió hacer, y yo, aunque rejego al principio, me “convencí” de caminar la parte final de esa pendiente, je je. Alex ya se había perdido adelante y Jorge tomo el papel de cubrir la retaguardia, cada uno a su paso, cada uno a su ritmo. Aquí es donde uno se hace uno con su bicicleta, cada quien va charlando con su alumínica, escuchando y sugiriendo para entre los dos seguir asumiendo la ruta. Que cambia a esta velocidad, que bordea este pasó, que brinca la piedra, que párate a cambiar el ritmo. Hey! Que tu grapa izquierda ya valió… je je…que razón tenia mi pedal izquierdo… no entendía porque no engrapaba mi pie, hasta que me di cuenta que el zapato decidió que era momento de su jubilación, se rompió la suela y la grapa quedo engarzada a mi pedal, ya tocaba me imagino.

11:20am aprox.
Llego al “árbol” y veo a Alex esperándonos, ya regresamos a la cota de los 2,000 msnm, aquí dice el GPS que estamos a 2,047 msn, la Torre está a unos 2,200 msnm.  Lo más probable es que no lleguemos a la Torre 3, nos faltan unos 4 kilómetros pero la hora y las fuerzas de los 3 en equipo, dan para el árbol, no la Torre. Decidimos que Alex se adelante (¡tiene que ir a recoger su paquete para ir al Triatlón al día siguiente!), al poco de irse, llega Jorge y está de acuerdo con dejar para la próxima la llegada a la Torre. El y yo tomamos algo de líquido, de aire y arrancamos hacia la “Cornisa” que nos llevara hasta la famosa puerta verde y el camino ancho, el trayecto llamado “Sal si puedes”.

12:10 pm aprox.
Ya de regreso, tomamos “Sal si puedes” y con lo que queda en las alforjas, diría el arriero, vamos piano, piano de regreso a postes, a donde llegamos alrededor de la 1:00pm. Cinco horas pasadas de trayecto, aunque en sí, al menos así lo dice Strava, 4 horas 30 minutos de rodada, y 59.3 kilómetros recorridos, nada mal para los neófitos de la ruta y el guía que descubre que es momento de empeñar un poco más en la su preparación, je je.



Tres torres, nos vemos en Julio!
 Ro

Wednesday, May 22, 2013

Un impulso matutino en Bugambilias


Hace unas semanas que no rodaba hacia la cima de “Bugas”, ahora si, junto con el sol me asome a las calles del sur de la ciudad y paso gustoso sobre el tráfico de la Av. Lopez Mateos que ya empezaba a verse saturada de todos mis congéneres que habitualmente enfilan sus automóviles en ese ritual a la urbe y el desarrollo mal entendido.

Sigo pedaleando y empiezo a poner atención al tren que circula por mi mente y me trae pensamientos mientras levanto la vista y diviso allá, un poco mas arriba y adelante, las antenas en el cerro del Palomar, y un poco mas a la derecha, la oculta cima a donde tanto ciclistas como caminantes y corredores llegamos cuando decidimos elevarnos por unos minutos por encima de la rutina y los pendientes cotidianos.
Uno de esos pensamientos recurrentes es el que produce en mí una sonrisa, al verme ahí en lugar de seguir dormido en casa. El haber logrado superar esos 3 minutos de batallar con pensamientos como “mañana”, “estas cansado”, “no te desgastes…” en fin, aquí voy y sigo pedaleando.

Paso por la primera caseta  al pie de la cuesta hacia la segunda sección y saludo al guardia, hago un leve cambio en la velocidad, para aligerar el torque pero inicio un pedaleo un tanto más rápido, voy tomando la primera trepada y recuerdo tantas veces que la he rodado, cuantas otras acompañado por buenos amigos, por algunos que apenas se iniciaban en esta faena de rodar a las montañas. Cuantos de ellos hemos seguido rodando otras tantas colinas, otros tantos llanos, otras tantas sierras. Otros y otras que ya hace rato que no veo por aquí. Recuerdo sus rostros, algunos expresando la sorpresa de encontrar que rodar es sudar, otros con el orgullo desbordante, buscando demostrarse mas a si mismos que a nosotros que podían continuar subiendo, otros como con cara de consternación, como fue posible que les hayan convencido de venir a sufrir.

Sufrir, que concepto tan ambiguo. Yo hace rato que descubrí que sufrir es una opción, el esfuerzo puede cansar, quizás hasta doler, pero de ahí a sufrir hay mucha diferencia. El sufrimiento no es necesario mientras vas rodando, el sufrimiento, creo yo, es un fardo que el humano invento para sabotearse así mismo. Si rodar conllevara sufrir, para que hacerlo? Y así como rodar, cualquier otra cosa… yo no vine a sufrir a esta vida, sino a ser feliz. Por eso ruedo, porque eso me lleva a ser feliz. Es un esfuerzo, es un dejar comodidades a veces, y a sacarme de mi confort. Y así como rodando me descubro mas capaz de lo que creía, así cuando en la rutina, en lo cotidiano, en la oficina, en la familia, me recuerdo a dar más de lo creo que soy capaz, me encuentro disfrutando más mi día, más con los que me rodean, más conmigo mismo….

Sigo subiendo y me topo con la segunda caseta, ya en la segunda sección de Bugambilias, tomo la curva y me dirijo hacia la terracería, pero antes me encuentro con una “porra” no esperada, un grito de aliento que no se escucha pero se siente, un simple ademán de un conductor de su camioneta que va hacia la ciudad, y que viéndome tomar la curva, aminora la velocidad de su auto hasta detenerse y con su mano y una sonrisa me cede el paso, ni tiempo de descansar la subida, me “amarro” al manubrio y me levanto en los pedales para acelerar y pasar, soltando mi mano derecha unos segundos para regresar el saludo y mi agradecimiento. Sin quererlo, este animador, me impulso a no bajar mi ritmo y seguir mi camino hacia la cima de Bugas….

El amanecer en Guadalajara visto desde Bugambilias.

Monday, May 13, 2013

Causas de fuerza mayor


Hola,
¿Se acuerdan de mi? pues aquí sigo. Hace casi 2 meses que compartí por aquí mis andanzas y ¿saben? Se extraña esto de escribir. Causas de fuerza mayor dirían y con mucha razón. Varias veces he querido venir aquí, a este rincón en el que mi espíritu reposa y se nutre de energía, para redactar este post pero siempre regresaba con las manos vacías. Con aquellos con los que convivo mas he podido compartir de primera mano las experiencias que en parte, me apartaron del blog durante estas semanas.

En pocas palabras, y tratando de ser lo mas sencillo y directo, sucedió que mi hijo estuvo mal de salud, lo que obligo a que estuviera en el hospital casi todo el mes de abril. Una situación tensa que no le recomiendo a nadie, creo que ni a mis potenciales enemigos. A esto se sumaron varios factores de mi propia vida que no tiene caso mencionar aquí. Lo mas valioso es que ahora mi hijo esta ya fuera del hospital desde hace unas tres semanas, y aunque aun no puede volver a la escuela ni convivir en un entorno “publico”, esta en casa de su mama y recuperando fuerza y salud.

Muchas palabras de ánimo llegaron de muchos lados, todos para mi hijo y a la vez me dieron ánimos a mí. Cuán afortunado soy de tener a mi amore, mi Sensei Sofi, aquí durante todos estos días. Serena y firme como esos faros en medio de los mares embravecidos, entiendo la confianza ciega de aquellos marineros que se sabían a salvo mientras tenían a la vista esos silenciosos luceros en noches agitadas.

Ahora que mi hijo va recuperándose, yo voy tomando estos minutos para regresar a mi “estación de servicio” y poder darme para recibirme a la vez, para mostrar algo de lo que soy y así también conocerme un poco más.

Amigos, no he dejado de rodar, eso es algo que descubro ahora. Rodar, amigas y amigos todos, si puede ser un estilo de vida.

Ro

Monday, March 18, 2013

3 a T3 en casi 3


Así arranqué este lunes de “asueto”.  Ya el alba había despuntado y el frío seguía cobijándonos con su frescor cuando me encontré con Rober C en Postes, que hoy mostraba no tanta actividad como un domingo cualquiera, pero si la suficiente para ser incentivo y sumarse a la algarabía de tomar ruta hacia el bosque.
Enfilamos rumbo al 8 ½ con buen ritmo, agarrando vuelo, como se diría, y justo en la desviación a la Cebada nos encontramos con el tercero del triunvirato de esta ruta de lunes, el Fer Sainz. Sin tomar demasiado tiempo para continuar con el impulso desde Postes para Rober y para mí y desde Bosques de Sta. Anita para Fer, decidimos apadrinar al Rober en su primera vez… de rodar a la Torre 3! Sería por la ruta corta, por aquello de regresar a nuestros deberes de jefes de familia del siglo XXI, lavar la ropa, ayudar a recoger la casa, cuidar chamacos, con eso de que hoy era “asueto”…. je je.
Y pues bien, seguimos el ancho camino, que “invitante” nos impulsaba con la bajada a ir más y más rápido… el muy canijo nos veía con esa mirada traviesa del que va pensando: “Ya les cobraré cuando vengan de regreso, ja ja ja”. Sabiendo esto continuamos  y es que se muy bien que vale la pena esta ruta, el esfuerzo que uno paga de salida lo desquita con la diversión inicial y con una de las más bellas vistas que se pueden obtener del occidente de esta tierra, y sobre todo tan cercano a la ciudad.  Claro, no es para cualquiera.
Terminamos el “descenso” en las inmediaciones del “poleo” y nos salimos del camino ancho para tomar el camino hacia la cima del cerro de San Miguel, en donde se encuentra la llamada por nosotros, la Torre 3.  Una serie de trepadas que en una distancia de aproximadamente 7 kms nos hace subir casi 400 mts. Y es que un par de ellas, aun siendo cortas, son extenuantes, pero aaaaah! Qué sabroso es cuando uno las supera y llega al descanso y mirador de la torre.




Luego de disfrutar de la vista y recobrar el aliento, nos decidimos a regresar, aquí los tres mosqueteros de esta rodada de lunes, tomamos cada cual su ritmo. Agrupamos por ultimo en la “puerta verde”, justo cuando se retoma el “camino ancho” hacia Postes. Un regreso de 12.7 kms (no 15kms como pensábamos Rober, ni los 20kms que parecen sentirse, je je). Todos sabemos que es tedioso, porque la mayor parte de este regreso es una empinada subida que parece no terminar, y menos luego de haber rodado ya un buen rato, y aparte, si como hoy, el sol caía a plomo. Fer se desvío antes de llegar a Postes para enrutar a su casa por otra salida, yo seguir directo y llegue a Postes, mire mi reloj y me sorprendí al ver que eran como 2 horas 50 minutos, se sintieron y las disfrute como mas… Un gran gusto, 3 amigos nos retamos llegar a T3 y en menos de 3 horas regresamos a la ciudad para reparar el cansancio y compartir un logro más…

Al final, lo soportamos como los ciclistas de montaña que somos,  porque el logro se mide en disfrutar tanto las bajadas como las subidas, tanto el single track como el camino terregoso y aparentemente monótono, porque fácil o difícil,  lo que nos llama a rodar en el polvo, bajo la lluvia, en solitario o rodeado de amigos es saber que estamos haciendo lo que nos gusta, lo que nos apasiona y que lo podemos compartir no solo cuando vamos sobre el sillín sino, cuando me siento a escribirlo o cuando lo platicamos en la oficina, en la cafetería o lo presumimos a través de las fotografías con nuestras familias, con nuestros hijos y con los hijos del vecino…
O no?

Ro