Monday, March 12, 2012

Transvolcano una vez mas


Nuevamente las calles de los Reyes, Michoacán, se tiñen de los multicolor jerseys de ciclistas llegados de otros estados y del propio corazón de la cultura purépecha. La amabilidad y camaradería fluyen al ritmo del pedaleo de docenas de jinetes que, en sus bicis, emprendemos el reto de rodar los 40 kilómetros que separan esta ciudad del pueblo de Angahuan, en las inmediaciones del volcán bebe, el Paricutín. 



Muchos hemos rodado 40 kilómetros en una rodada, no es cosa fácil, y menos cuando dentro de ese rango, existe una trepada inigualable que nos lleva de los 1,300msn a casi los 2,200msnm en no más de 10 kms de la travesía. Es subir y subir, es pensar, sin pensar. Es concentrarse sin extenuarse. Es encontrar energía en cada recoveco de cada uno de nuestros músculos. Es seguir, animando al compañero que pasamos, al otro que nos pasa a nosotros, es hacer eco de esos ánimos e impulsarnos a nosotros mismos, como en la vida misma.






Luego de 3 horas y media, encontramos el primer trofeo de esta aventura, la llegada a las ruinas del San Juan Parangaricutiro, sepultado en el nacimiento del volcán Paricutín. Ahora a un lado del tenaz templo que se resistió a la lava se levantan los puestos de unas de las más exquisitas quesadillas que me ha tocado probar. Ahí hicimos escala para contar los primeros pormenores de esta épica ruta, fuimos viendo llegar a otros ciclistas que igual que nosotros paraban para reponer energías y emprender el ultimo trecho hasta Angahuan, en donde más trofeos recolectaríamos durante el fin de semana; compañerismo, amistad, reencuentro con viejos amigos, conocer nuevos, disfrutar una helada cerveza que sabe a gloria luego de estos 40 kilómetros de entusiasmo, tesón, resistencia y conquista de uno mismo. Todos salimos, sin medallas que alcanzar, sin una bolsa económica que reclamar, simplemente el hecho de lograr superarnos a nosotros mismos, por eso Transvolcano siempre será la ruta que esta hecha para gozar!

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