Ayer (febrero 7 2013) volví a
trepar Bugambilias. Y como siempre, me la cobró. Y como siempre, con gusto la
pagué. Subir esos
pocos kilómetros en el linde, ahora difuso, entre la ciudad y sus bosques
enanos de las afueras es siempre un reto, y quienes lo conocemos, saboreamos
cada momento, tanto a la subida como a la bajada.
Ayer no hice
mucho aspaviento, creo que ni lo dije a los demás para no cebármela a mi mismo,
para no escucharme y así, no inventar alguna excusa para posponer o cancelar
esta rodada a medio día. Porque si, me la aventé a la hora clásica, como
inicialmente aprendí a subirla, como cuando empezaba en estas lides del
ciclismo de montaña.
Bugas, como
le decimos con cariño, es una ruta temperamental. Decimos usualmente, como las
mujeres, aunque bueno, diremos, como chica adolescente, para tratar no herir
demasiadas susceptibilidades, je je. Es celosa, y siempre te hará recordar que
debes de ir a “verla” muy seguido. Y aunque vayas y vayas, desde que recuerdo,
el cansancio es el mismo… mas aún cuando osas ausentarte varias semanas o un
par de meses seguidos!
Por eso la
llamo en esta ocasión, cobrona! Es una excelente cobradora digo, llevo rodando
desde sus faldas mas de siete años, sorteo sus primeras curvas pavimentadas
resoplando como el que por primera vez quiere correr un "sprint" y la meta se
aleja y aleja… luego viene el “descanso” de lomas menos pronunciadas, para
enfrentar de improviso la gran trepada de no más de 500 metros que siempre nos
hace empapar nuestro rostro y saborear la sal de nuestro propio sudor… luego
pareciera compadecerse de nosotros pero es un simple jugueteo porque nos remata
con la ultima trepada como diciendo “para que te acuerdes de mi!”…
Aunque la
muy c…anija, ya luego de habernos sometido al esfuerzo de la trepada, nos
acaricia y hasta pareciera que nos empuja cariñosamente de nuevo a la ciudad…
en una bajada riquísima, aunque siempre con cuidado, porque Bugas, caprichosa,
si piensa que nos vamos confiados y con el sentimiento de que “la superamos”,
no dudara en movernos unos milímetros del terreno para que terminemos lo largo
que somos sobre su piel terregosa.
Esta vez yo
la respeté, ella me aceptó el tributo, y ambos quedamos en paz, a la espera de mi siguiente visita a esta trepada de carácter!.
Hasta la próxima!!!
Ro
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