En esta ruta se demostró con creces lo que dicen de que "si las cosas que valen la pena se hicieran fácilmente, cualquiera las haría"... y fue también la jornada fue una maestra. Quizás algo ruda mi instructora, porque me hizo ver que es necesario ser conscientes de lo que significa estar preparado para rodar. No porque me encante rodar y me sienta que todas las puedo, voy a sacar energía de músculos poco descansados y hasta con falta de los ingredientes necesarios. Fue una semana pesada, con malestar estomacal en el que no me alimente adecuadamente y no dormí lo necesario, por eso la ruta me hizo ver que la valentía esta íntimamente emparentada con la estupidez.
Pero rodar en bicicleta por esos caminos llenos de dios, con la firma del creador en cada recodo, se aliaron con mis compañeros de ruta y aún con la insensibilidad para conmigo mismo, me permitieron decir ahora que disfrute esta ruta como no hubiera imaginado. Puedo agradecer que aún con mi deshidratación y cansancio extremo, disfruté de los parajes, de los paisajes, de la lluvia, del chubasco, la trepada pie a tierra en varias ocasiones y la rampante bajada hasta el pueblo de San Sebastián del Oeste...
llegando a la plaza poco mas de siete horas después de haber iniciado esta aventura... ensopado hasta los huesos, con mi rostro lleno de barro, mis ropas estilando pero con la satisfacción de haberlo logrado... rodamos de Mascota a San Sebastián del Oeste, ese día Charly, Dañero, Fer, Sabas, Marcos y yo!
el Ro
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